La Oroya ¿El fin de una ciudad...?


Probablemente hemos escuchado últimamente acerca del posible cierre de la Empresa Doe Run Perú, y de todos los problemas económicos y sociales que han surgido a partir de esto. Los problemas con esta empresa, se iniciaron a partir de conflictos relacionados con la contaminación y finalmente con problemas financieros. Sin embargo ya se ha hablado bastante de como el cierre de esta empresa afectara económicamente a las personas que habitan en la Oroya; pero, se ha prestado poca atención a los efectos emocionales que trae consigo su cierre en los habitantes.

Veamos algunos de estos problemas, primero, muchos padres de familia han tenido que emigrar en busca de un empleo mejor, conllevando a que sus familias no los vean por largos periodos de tiempo; segundo, la tensión en saber si los problemas en la empresa se van a solucionar o no, ha generado un continuo estrés tanto en la vida de los trabajadores como en sus familias; tercero, los habitantes han tenido que ver como poco a poco, la ciudad que una vez fue alegre y llena de vida, desaparece ante sus ojos, esto ha generado sentimientos de nostalgia y tristeza frente a las personas que aun habitan en La Oroya.

He nacido en La Oroya y he vivido dieciocho años de mi vida ahí, he realizado un viaje hace poco, visitando a mis familiares, y he podido ver que esa alegría que antes mostraban las personas, ha desaparecido, ahora veo rostros preocupados, y personas pensativas; las personas me cuentan que están viendo como poco a poco la ciudad donde viven está desapareciendo.

Aún así se puede rescatar la unión y organización entre estas personas, ya que están luchando por una posible solución a los problemas de la empresa, pero aun así se necesita de personas, psicólogos, que puedan guiar a los trabajadores y habitantes, para que puedan superar de una forma proactiva los problemas emocionales que se generaron y se generarán con el cierre de la empresa, y ayudarlos a empezar de nuevo con todos los recursos que aun cuentan. De esta manera no solo centrarse en el problema que hoy surge, y que al parecer ya no tiene solución, se debe empezar ahora por ya no ver en el pasado, sino empezar a plantear como generar un futuro exitoso, no dejemos que la Oroya sea solo una ciudad de recuerdos, juntos busquemos un renacer.

Referencias bibliográficas:
* Mayo, R. (2010, 3 de septiembre). Cierre de Doe Run: La Oroya se convierte en un pueblo fantasma. El Comercio. Recuperado de http://elcomercio.pe/peru/633182/noticia-junin-panamorama-oroya-mas-ano-cierre-doe-run
* Doe Run. (s.f.). Un Compromiso al progreso. Recuperado el 22 de abril de 2012, de
http://doerunperumedia.com.pe/home/


2 comentarios:

  1. Si bien en La Oroya todo funcionaba bien con la organización con la que contaban, tanto Doe Run como los pobladores, en un comienzo, la empresa pudo impulsar el desarrollo del lugar, pero para bien o para mal, como la buena situación se mantenía, muchos de los pobladores probablemente confiaron en que la empresa siempre tendría prosperidad, y por lo tanto, solo se abastecían de lo que Doe Run les ofrecía (ya sea trabajo, programas educativos-sociales, colegios, etc.).
    Lo que has escrito es una ilustración precisa (para casos específicos implicados en lo que Doe Run ya no puede cubrir) de lo que buscamos en psicología comunitaria: no solo brindar facilidades, sino ademas, autonomía a toda la población, para que ellos mismos con sus propias herramientas, generen los cambios que necesitan ;)

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  2. Cabe resaltar que la empresa Doe Run Perú durante un tiempo brindo empoderamiendo a la comunidad, enseñandoles como poder generar sus propios recursos; sin embargo, este método se dejo de usar, y bueno ahora podemos ver algunas consecuencias, pero se que muchas de las personas estan siendo más conscientes de los problemas y estan buscando las formas de sobresalir.

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